La brecha digital que afrontan los jóvenes es menor a la que afrontan hoy día muchos profesionales.

Por: Celso Solano
Fotografías: Celso Solano y Byron Miranda

Existe una estrecha relación entre la vida digital y la vida fuera de línea, especialmente para los jóvenes. Estas circunstancias hacen hoy más que nunca que sea de suma importancia entender y cerrar la brecha digital, pues con ello se logra fomentar una salud mental adecuada y prevenir serias consecuencias que pueden llevar a situaciones extremas como la de una muerte autoinfligida.

Este fue el tema central que Oneida Rodas, máster en Comunicación Organizacional y especialista en Alfabetización Mediática e Informacional, desarrolló durante el 2do. Congreso de Psicología, en la cabecera municipal del departamento de San Marcos.

En el encuentro, organizado por el Ministerios de Salud Pública y Asistencia Social -MSPAS- a través del Programa de Salud Mental de la Dirección Departamental de Redes Integradas en Servicios de Salud de San Marcos, y que reunió a unos cien profesionales de la psicología y la medicina de la región, Rodas, quien también es directora de Asociación COMUNICARES, desarrolló la ponencia: La vida en línea… ¿es un juego?, en la que destacó los estereotipos y las presiones que están presentes en las redes sociales y que pueden afectar profundamente la salud mental de las juventudes.

Distancia Virtual

De suma importancia en esta ponencia fue el planteamiento de reconocer, dimensionar y afrontar que existe una brecha digital entre las personas y la tecnología. Cada uno afronta su propia brecha y en ese sentido, insistió en que la distancia, o separación que los jóvenes y la tecnología tienen, resulta mucho menor a la que experimentan los adultos e incluso los académicos.

“Ustedes como psicólogos son la primera generación de profesionales de la salud mental que debe afrontar este reto», afirmó Rodas. «Es fundamental que cerremos la brecha digital y nos familiaricemos con las herramientas y plataformas que los pacientes utilizan a diario”, para poder ofrecer recomendaciones que vayan acordes a las experiencias de los pacientes, insistió.

La brecha digital, supone una ruta en la que particularmente los adultos arriba de los 35 años afrontan dificultades mayores a los que enfrentan los jóvenes de 25 años o menos, lo cual lleva a plantearse una duda muy seria.

Ruta solitaria

¿Quién toma de la mano a los jóvenes para caminar en la ruta de la tecnología, si los adultos son inexpertos e ignoran los atajos en este mundo virtual?

“…a los niños se les enseña a caminar seguros en las calles, a alejarse de peligros y riesgos”, destacó Rodas en su ponencia. “Pero si los adultos no reducimos la brecha digital y nos amigamos con la tecnología, no podremos caminar por las calles virtuales, y menos acompañar a otra persona e irremediablemente lo dejaremos solo y expuesto a la soledad y el riesgo”, insistió.

Su llamado resonó entre los asistentes, quienes reconocieron la importancia de esta nueva dimensión en la práctica psicológica.

El licenciado Alejandro Pérez, facilitador educativo del Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial -ECAP- de San Marcos, coincidió con Rodas e hizo una invitación a los profesionales presentes para que busquen mecanismos de adaptación a esta realidad virtual.

Es importante que los psicólogos de esta zona del país estén en condición de acompañar a los pacientes “por las calles virtuales de San Marcos”, dijo, en alusión a la popular melodía “Callecitas de San Marcos”, del compositor Efraín La Madrid.

Nueva alfabetización

Reducir la brecha digital y fomentar la Alfabetización Mediática e Informacional -AMI- entre jóvenes, familias y docentes de diferentes zonas del país, es una de las acciones que desde 2018 impulsa Asociación COMUNICARES en Guatemala, en colaboración con la DW Akademie de Alemania. Para ese objetivo, la entidad promueve seminarios, talleres de formación y ha creado herramientas especializadas que ayudan a comprender y reducir la misma.
Actualmente desarrolla una serie de seminarios con maestros, directores, asesores pedagógicos y coordinadores técnicos administrativos de zonas específicas de Guatemala a fin de acercar las realidades que afrontan los jóvenes a las realidades que viven sus docentes y asesores educativos.

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